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ONG en Argentina trabaja contra la desnutrición infantil

La semilla de esta iniciativa solidaria comenzó en un lugar querido para Ivonne Rouillon: la casa de su bisabuelo. «Se me ocurrió pedir el usufructo de la casa para hacer eventos culturales, con un fin de ayuda social. Hacíamos exposiciones y llevábamos museos de Buenos Aires para ser vistos por los chicos que no podían viajar», contó Rouillon.

Intermediar entre instituciones culturales y empresas, y la gente que se beneficiaba de los eventos culturales le dio una idea a Rouillon: hacer una institución que ayude a ayudar. «Fundación Camino, como lo dice su nombre, nació con la idea de unir la voluntad de dar con la necesidad de recibir», contó Ivonne, presidenta de la Fundación.

«Muchas empresas quieren ayudar, y muchos necesitan ayuda, pero hace falta coordinar los esfuerzos para optimizar los resultados de la ayuda y no desperdiciar recursos», dijo Ivonne, cuando comenzó a explicar cómo funciona ésta entidad que hace, según ella, una suerte de «logística solidaria».

Ivonne relató que en los primeros tiempos, las empresas que llegaban a Rosario buscaban a la gente de la Fundación para que organizara su presentación en sociedad, o les coordinara algún evento. «A cambio, les pedíamos algo que tuviesen a mano: pañales, entradas de cine para el Día del Niño, anteojos, lo que sea. La gente sabía que garantizábamos seriedad, entonces confiaban en nosotros», dijo la presidenta de Camino.

Así, gracias al aporte de empresas como McDonald´s, Cines Village, el Ateneo o Renault, Fundación Camino organiza populosas festividades del Día del Niño con payasos y regalos incluidos, festeja Navidad y Año Nuevo con los carenciados, promueve la lectura y, a través de una conocida óptica santafecina, se ocupa de la atención oftalmológica de chicos carecientes. «Acá todos ponen algo de lo que venden, por lo cual no es tan difícil conseguir el apoyo. Hay gente que nos da pañales, otros nos prestan un galpón. Cada uno da lo que puede.»

La búsqueda de personas que necesitaran ayuda le dio a la Fundación un contacto fluido con los barrios más necesitados de la ciudad de Rosario y sus alrededores, y les abrió los ojos al problema de la desnutrición. Cuando vieron la dimensión del problema en Santa Fe, decidieron dedicar sus esfuerzos a ese problema.

«Como éramos nuevas en eso, y sabíamos que no íbamos a inventar nada, decidimos buscar a la institución más seria, más experimentada y con el programa más responsable para combatir este flagelo. Así llegamos a Abel Albino, y su fundación Conin», dijo Ivonne Rouillon.

Con el especialista mendocino, Roullion y sus pares se pusieron a trabajar para lo que es su primer logro: la habilitación de un Centro de Prevención de la Desnutrición en Rosario.

Un flagelo

«La desnutrición es un flagelo que pasa oculto, porque la gente cree que un chico desnutrido es un chico flaco, y eso en la Argentina no es lo común, ya que la mayoría de los niños tiene una cara que parece rozagante, porque padecen la desnutrición de la mala nutrición», dijo Rouillon, que está convencida de que lo peor que tiene este mal es que «la desnutrición es la única enfermedad provocada y permitida por el hombre».

El niño con desnutrición «sufre deterioros importantes en el cerebro». Esto, más la falta de estímulos, «va a limitar a ese chico» para toda la vida. Por eso, en Camino no sólo buscan la correcta alimentación de los niños, sino la concientización de madres de grupos NBI (necesidades básicas insatisfechas) sobre la necesidad de «estimularlos, jugar con ellos, hablarles», dijo Ivonne.

Otra cosa «importantísima», señaló Roullion, es que en el Centro de Prevención se enseñan hábitos de higiene, tanto para la mamá como para el niño. «Las mamás a veces quieren estar mejor arregladas pero no tienen con qué hacerlo. Por eso instituimos la campaña del shampoo, porque una mujer que se ve más linda, se siente más digna», dijo Ivonne.

Finalmente, otro de los puntos sobre los que trabajan en Camino es la desnutrición del lenguaje, ya que la carencia de estimulación verbal de parte de los padres, «hace que los niños no capten la terminología de las maestras e influye en la repetición escolar». Por eso, para Camino, es tan importante la alfabetización de los padres para mejorar su lenguaje y, en consecuencia, el de sus hijos.

Es que el concepto de desnutrición, para la gente de Fundación Camino, no sólo comprende a la correcta nutrición, «sino a la nutrición del alma y del espíritu, de la cultura de los chicos», dijo Rouillon.

Otro punto importante para el funcionamiento de la iniciativa es que, si bien el voluntariado es importante, cuenta con un staff de profesionales. «Aunque nos insume muchos recursos, es importante la presencia de nutricionistas, psicopedagogas, estimuladoras, porque da continuidad al trabajo y maximiza los resultados». Además, a veces «los voluntarios van y vienen y estos niños ya han sufrido bastantes desapegos».